13 jun 2012

FRANCISCO TERÁN MOLLEDA

 Francisco , profesor jubilado y, además, mi abuelo.

1.      ¿Cuántos años has estado trabajando como profesor?

       Ejercí la docencia directa con alumnos y alumnas durante 26 años y, en la última etapa de mi vida profesional, durante 14 años, realicé las funciones de director del Centro de Profesores de Torrelavega.

2.      ¿En cuántos colegios ejerciste de profesor? 

       Trabajé en un total de 5 centros de Educación General Básica de muy diferentes tipos. Dos de ellos fueron escuelas unitarias (Liendo y Oreña) en las cuales impartía clase como maestro único, en cualquiera de las materias y a alumnos de diferentes niveles. El resto de mi vida docente se desarrollo en tres colegios: C.P. Menéndez Pelayo y C.P. Cervantes de Torrelavega y Colegio de Protección de Menores Ntra. Sra. Del Carmen de Viérnoles.

3.      ¿Qué alumnos te gustan más, los de ciudad o los de pueblo?

      Teniendo en cuenta que en la zona rural (Liendo y Oreña) trabajé solamente 16 meses, tengo pocos elementos para hacer esa valoración pero sí se que para mí todos los alumnos y alumnas fueron diversos pero excelentes personas por las que merecía la pena trabajar con pasión. Así intenté hacerlo y siempre me sentí satisfecho de su esfuerzo y afecto. He dicho que eran diversos y diferentes porque procedían de lugares distintos (zona rural o zona urbana) de medios urbanos opuestos (centro de la ciudad o barrios) o, en el caso del Colegio de Protección de Menores, los alumnos que allí cursaban estudios en los años 70, pertenecían a familias desestructuradas de diversas provincias españolas incluyendo Cantabria.
4.      ¿Has tenido alguna experiencia buena en tus años de profesor? 

           Pienso que mi vida profesional, en su conjunto, ha sido una gran experiencia de la que me siento sumamente satisfecho puesto que desarrollé mi trabajo dentro de un campo, el de la educación, del que estuve siempre enamorado. En todo caso las mejores experiencias fueron aquellas que implicaron el éxito de los alumnos y alumnas con los que he trabajado. ¡Esas producen satisfacción! Recuerdo un premio dentro del llamado entonces (1976) “Proyecto Europa” que supuso una estancia de un mes en Suiza para una alumna del Colegio Cervantes o los buenos resultados de grupos de alumnos en certámenes musicales, en concursos o en competiciones deportivas, pero también, a lo largo del tiempo, voy teniendo conocimiento de “experiencias negativas” ocurridas a mis alumnos y alumnas en diferentes circunstancias. ¡Estas duelen!

5.      ¿Has ejercido algún otro cargo aparte del de profesor? 

        Además de maestro de primaria que ejercía todas las funciones en su escuela con niños varones de todas las edades, fui Director en el Centro de Protección de Viérnoles durante 3 años; Jefe de Estudios y Director en el CP Cervantes durante 12 años y 1 año respectivamente y, finalmente, Director durante 14 años en el Centro de Profesores de Torrelavega, situado, curiosamente, en la misma finca donde años antes se encontraba el Centro de Protección de Menores en el que había trabajado.

6.      ¿Qué diferencia hay entre profesor y director?

         El profesor vive intensamente la vida del aula y con energía, con ilusión renovada cada día, con pasión y afecto, tiene que liderar la motivación y el proceso directo de enseñanza aprendizaje de sus alumnos que, por principio, son personas respetables y con derechos. Esta exigencia choca, solo algunas veces, con la posición de los propios alumnos a los que puede no acompañar la responsabilidad, la autoexigencia, el respeto y la interiorización de sus deberes. Es una “lucha” agotadora, ardua pero da sentido a un profesional que deja sus problemas a la puerta del aula. La dirección de un centro, por otra parte, debe liderar, con las mismas exigencias, todo el funcionamiento del centro para que el AULA, verdadero motor de los procesos educativos, se convierta en un “espacio de posibilidades” para los alumnos y alumnas. En algunos casos, en mi vida profesional, tuve que compatibilizar ambas funciones.

7.      Cuando te encuentras con tus alumnos y alumnas ¿los sabes identificar? ¿Te has sorprendido por los éxitos alcanzados por alguno de tus alumnos? 

    Teniendo en cuenta que impartí clase a más de 1700 alumnos de una franja de edad entre 6 y 13 años y que la primera clase la impartí en 1965 y última clase en 1990, tengo que reconocer que muchas “caras” se me escapan, entre otras razones porque ellos y ellas han cambiado muchísimo. Ten en cuenta que aquellos que fueron mis últimos alumnos tienen hoy 35 años y los primeros la friolera de 53. Sin embargo guardo recuerdo de muchos de ellos y de sus caras, a pesar del tiempo transcurrido. Ello se debe a que algunos de ellos eran excelentes estudiantes y otros, maravillosamente inquietos o revoltosos. Unas veces eran sagas de hermanos que se prolongaban en el tiempo y en otras ocasiones mantenía buenas y continuadas relaciones con sus padres. Algunos otros terminaron siendo compañeros y compañeras de profesión y se encuentran como docentes en diferentes centros educativos. En el vuestro está Santiago Machín, alumno y hermano de alumnos hace muchos años. Lo habitual que me ocurre es que alguien me encuentra por la calle, me mira, sonríe y “entiendo” que es un antiguo alumno. Establecemos un diálogo sincero, me explica quién es y tras una breve puesta en común de recuerdos, él y yo nos despedimos felices por nuestro reencuentro. En otros casos me llama alguien ¡Don Francisco! y el proceso se desarrolla por los mismos caminos que con el anterior. En respuesta a la segunda parte de tu pregunta he de decirte que, en muchos casos, me han sorprendido “para bien” porque han tenido éxito en los estudios o en la vida. Si volviera a ser profesor evitaría los juicios negativos sobre mi alumnado.

8.      ¿Notas algún cambio entre la educación de antes y la de ahora?

         Durante la década de los 70, a partir de la Ley Villar Palasí, los centros educativos públicos vivieron una etapa de gran auge en la que padres y madres, profesorado y alumnado, parecían compartir los mismos objetivos, los mismos proyectos y veían en la educación una palanca necesaria y útil para el cambio de la sociedad y para la mejora del individuo. Tal vez hoy la sociedad española en su conjunto, deba reflexionar sobre la educación y llegar a un pacto que nos permita educar y preparar a nuestros jóvenes para que con esfuerzo, y dentro de este mundo tan complicado, puedan construir su futuro personal y profesional. En otras épocas palpábamos los avances pero hoy tenemos “miedo al futuro” y esta desesperanza debe ser vencida por y para la juventud. En todo caso hoy me parece más compleja la consecución de los objetivos educativos.

9.      Sé que al jubilarte recibiste algún reconocimiento especial. ¿Qué significó para ti?

          Me es siempre difícil hablar de un reconocimiento que recibí al final de mi vida profesional. Fue para mí un honor. Se trató de la Cruz de Alfonso X el Sabio que tuvo a bien otorgarme el Ministerio de Educación y Ciencia en 2005. Me cuesta hablar de ello porque siempre fui consciente de que era una puesta en valor no solamente a mí persona, sino que fue un reconocimiento a una institución, los Centros de Profesores y a los equipos que se encargaron de desarrollar todas las posibilidades de la formación,  y al profesorado de los 250 centros del ámbito del CEP  que durante muchos años, con tenacidad e ilusión, buscó un perfeccionamiento personal que se reflejara en el aula. Tú, María, fuiste un referente en mi “discurso” y asististe, con 6 años, a la imposición que la Excelentísima Señora Ministra Doña Mercedes Cabrera realizó en el Salón Goya del Ministerio de Educación y Ciencia en Madrid.

10.  Después de jubilarte, ¿qué aficiones tienes?

         Seguí durante algún tiempo ligado a mis centros de referencia: Centro de Profesores y Colegio Cervantes principalmente y, en este último, con motivo de la celebración del 75 Aniversario de su creación, me responsabilicé de dos actividades de las muchas que conformaban el programa: la Exposición “Comprometidos con el Arte” que reunió obras de escultores, pintores, arquitectos que habían sido antiguos alumnos del colegio y un programa de danza, música y declamación poética en la que participaron el Ballet de Rosa Núñez y el actor y doblador de películas torrelaveguense Julio Núñez. He dedicado también varios años a colaborar con la Federación Cántabra de Bolos en la cual he desarrollado labores de vocal de cultura. Por otra parte, la atención a mi nieta María, la plantación de árboles, el estudio del inglés en la Escuela de Idiomas de Torrelavega, los viajes con el capitán Schettino que ha hundido el Costa Concordia y los paseos por los siempre maravillosos bosques de nuestra tierra, ocupan mucho de mi tiempo. Lo importante es mantenerse física y mentalmente activo.

Entrevista realizada por María Terán Vázquez.

4 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Unknown dijo...

Hola Don Francisco , soy ex alumno suyo , y quería darle las gracias por los años en los que fue mi profesor . Un día en clase me confundí y le llame papá , a lo que usted contesto , si Albero son muchos años ya juntos . Un saludo de Albero Estandia , ojala un día pueda verle y me presente al niño que un día fui yo.

Marivi dijo...

hola Don Francisco, ya me dijo en una ocasión que cuando estaba el Don delante, ya sabia k había sido alumno/a suya, y efectivamente así es, soy Marivi Pisano, tuve la suerte de ser de los primeros años de su aterrizaje en la educación, cuando llego de su pueblo y se quedaba en el numero 40 de la ciudad vergel, en otro numero de el mismo barrio vivíamos nosotros. Ojala todos o casi todos los profesores que ha habido y que hay se pareciesen un poco a usted, no es dorar la píldora eso lo nota el mismo profesor, el cariño y los buenos recuerdos se van sembrando y los frutos se recogen siempre. mucha suerte en esta etapa y un abrazo.

un escarabajo de colores dijo...

Qué gran sorpresa ha sido encontrar y leer esta entrevista.
Don Francisco Terán Molleda ha sido, es y será una de las personas que más positivamente ha influido en mi vida. A menudo pienso en él, sobre todo cuando visito ciudades y monumentos, desearía que la figura de este gran hombre estuviese a mi lado explicándome todos los detalles como hacía en los viajes de fin de curso. Gracias a él tengo esta afición, nunca olvidaré las visitas a diferentes ciudades (Segovia, Ávila, Salamanca, etc...)con él guiándonos, las clases de Ciencias Sociales con muchas diapositivas de arte, pero sobre todo estaré eternamente agradecida a quien en un momento dado apostó por mí simplemente intentando comprenderme y hablando conmigo en privado, dio un empuje a mi motivación por los estudios por entonces y empecé a sacar mejores notas. Un referente en mi vida, inolvidable.