ODA A UNA CASTAÑA
Te decidiste,
castaña,
y saltaste a la tierra, bruñida y preparada, endurecida y suave como un pequeño seno de las islas de América.
Caíste
las horas en la tierra...golpeando el suelo pero nada pasó, la hierba siguió temblando, el viejo castaño susurró como las bocas de toda una arboleda, cayó una hoja del otoño rojo, firme siguieron trabajando "Pablo Neruda" |
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